Se acerca el día de San Valentín y a pesar de que a muchos parezca una celebración ñoña, o más propia de intereses que nada tienen que ver con los sentimientos, y sí mucho con las cuentas de resultados de El Corte Inglés, me apetecía compartir con mis amistades y, por supuesto con mis amores, una receta sencilla pero... ¿cómo diría? ... resultona, sí,... resultona. Que está de maravilla, no sólo para la vista, también para el corazón.

En casa celebramos todo, somos muy regalones, da igual que exista "celebración oficial" de por medio, que no, jeje. Sin ir muy lejos, ayer el pinche-fotógrafo me regaló por sorpresa un precioso libro de cocina. Lo deja escondido donde menos esperas y claro, al verlo pegué un brinco, con grito incluido, jaja. El muy bicho no sabes lo que disfruta dándome esos sustos. No he tenido apenas tiempo para ojearlo pero creo que el libro "promete", alguna idea saldrá para compartir aquí, estoy segura.

Ingredientes

(para 4 copas pequeñas)

½ paquete galletas desayuno
mermelada de fresa (preferiblemente casera)
25 g. mantequilla derretida

200 g. de queso untar
25 cl de leche entera
3 c/s de azúcar

1 c/p de azúcar avainillado

1 sobre de cuajada

(para la trufa de chocolate)
100 g. de nata
150 g. de chocolate negro
un chorrito de brandy

Molemos medio paquete de galletas de desayuno (tipo María, Digestive o Gullón), mezclamos el polvo con un poco de mantequilla derretida y amasamos para que quede un poco humedecida. Colocamos un poco de esa harina en el fondo de cada copa o vaso donde vamos a presentar el postre.

Cogemos unas seis u ocho cucharadas de mermelada, si estuviera muy espesa la aclaramos con una cucharada de agua caliente y removemos bien. Colocamos un par de cucharadas de mermelada por cada copa, encima de las galletas molidas, cuidando de no mezclar las capas, tratando que se vean definidas desde fuera. 

Batimos en un bol el queso, el azúcar normal y el de vainilla, la leche y la cuajada. Lo pasamos a una cazuela pequeña y lo ponemos a fuego suave, batiendo de vez en cuando, hasta que veamos que comienza a hervir. Retiramos del fuego y dejamos que enfríe un poco.

Con cuidado vertemos esta mezcla tibia en cada copa, creando la tercera capa. Introducimos en la nevera, mínimo dos horas. 

Por último preparamos la trufa de chocolate: Derretimos el chocolate con la mantequilla al baño María. En un cazo calentamos la nata hasta que empiece a hervir. Apartamos y dejamos que enfríe un poco. Mezclamos bien el chocolate con la nata y añadimos el chorrito de brandy. Ponemos la masa en una manga pastelera con boquilla rizada y hacemos unos copetes en las cuatro copas. Dejamos en la nevera un par de horas. Antes de servir, adornamos con virutas de chocolate, con polvo puro de chocolate o con unas fresas. 

 Ya tenemos un postre sencillo y que seguramente gustará a todo el mundo.