TOMATES CHERRY EN CONSERVA
La historia de los orígenes del cultivo y consumo del tomate es un tanto curiosa. Se introdujo en Europa a partir del descubrimiento de América, extendiéndose su cultivo por zonas mediterráneas, dada la calidez del clima y la cantidad de luz tan necesaria para el desarrollo óptimo de esta suculenta hortaliza. En Gran Bretaña, sin embargo, durante muchos años, se consideró no apta para el consumo, no siendo hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX que se admitiera y normalizara, incluyéndolo en recetarios importantes de la época.
Hay múltiples variedades de tomates y, aunque su color más característico es el rojo brillante, existen tomates verdes, negros, blancos, amarillos, marrones o naranjas. Las posibilidades que dan en la cocina son infinitas ya sean en crudo (ensaladas, gazpachos, salmorejos) o cocinados (sopas, salsas, asados, etc.).
En casa gustan muchísimo, tanto que en ocasiones es necesario disponerlos en boles individuales para que no haya posibilidad de conflicto☺. En verano, cuando están en su mejor época, nos gusta prepararlos en una sencilla ensalada, a veces acompañados de queso mozzarella y unas hojas de albahaca fresca que le dan un toque espectacular. Aprovechamos también para comprar en esta temporada unos hermosos tomates cherry, esos de rama, de buen tamaño y con buen sabor que vienen de maravilla para preparar en conserva. Además, de sacarte de algún apuro para preparar un aperitivo o una ensalada diferente, su sabor tan dulce y aromático te enganchará.
Nos ponemos el delantal y a disfrutar...
Ingredientes
tomates cherry
dientes de ajo
hoja de laurel
guindilla fresca (opcional)
guindilla fresca (opcional)
aceite de oliva virgen extra
pimienta negra en grano
sal Maldon
Hacemos cortes superficiales en forma de cruz a los tomates, en la parte del pedúnculo (donde se une a la rama). Ponemos agua a hervir en una cazuela y escaldamos los tomates apenas unos segundos, hasta que veamos que la piel se les empieza a quebrar.
Escurrimos del agua caliente y pasamos a un bol con agua fría para que se les deprenda la piel con facilidad. Esto nos permitirá pelar los tomates en menos tiempo, eso sí con cuidado al manipularlos para no romperlos.
Blanqueamos los ajos, poniéndolos a cocer en agua fría y dejando que hierva. Mantenemos un par de minutos, escurrimos y reservamos.
En un bote de cierre hermético, previamente esterilizado, colocamos los tomatitos, con cuidado de no apretarlos demasiado. Si haces muchos debes tener en cuenta a la hora de preparar la conserva usar más de un bote o uno suficientemente grande, que no haya que jugar al tetris para introducirlos. Añadimos los ajos, los granos de pimienta negra y las hojas de laurel. Por último, rellenamos el bote de aceite de oliva virgen extra hasta cubrir los tomates que están en la boca del recipiente.
Si vas a conservarlos por varios meses debes poner los botes al baño de María durante unos 20 minutos. En mi casa no podemos hacerlo ni de broma, apenas dejan el necesario para que maceren y se impregnen bien de los sabores.
Para consumiros podemos preparar una ensalada verde y disponer encima estas preciosas y deliciosas bolitas brillantes, con un poco de sal Maldon y un chorrito de su propio aliño.
Nota: Cuando acabes el contenido sólido de los botes, puedes usar el líquido para aliñar ensaladas o repetir la operación haciendo otra hornada de <<pomo d´oro>>.
Es una de las muchas recetas que hay para conservar tomates. Esta es de Pau Arenós, (salvo la inclusión de la guindilla) pero hay muchas más.
Si secamos los tomates en el horno y mantenemos conservados en aceite de oliva junto con algunas hierbas aromáticas: tomillo, orégano, guindilla o cualquier otro ingrediente de nuestra preferencia también están muy buenos para acompañar un plato de pasta o una polenta. Podemos usar tomates pequeños o cualquier otra variedad, la única condición es que estén buenos de sabor, que cuando los compremos se vean tersos y sin magulladuras, ni otras señales de haber sufrido golpes.
Si secamos los tomates en el horno y mantenemos conservados en aceite de oliva junto con algunas hierbas aromáticas: tomillo, orégano, guindilla o cualquier otro ingrediente de nuestra preferencia también están muy buenos para acompañar un plato de pasta o una polenta. Podemos usar tomates pequeños o cualquier otra variedad, la única condición es que estén buenos de sabor, que cuando los compremos se vean tersos y sin magulladuras, ni otras señales de haber sufrido golpes.
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