Holaaaa!!! Sí, ya sé que tenía abandonado un poco este espacio pero sucede, a veces, que una llamada de teléfono te pone "patas arriba" tu orden, tus rutinas y un poco tu vida en general. Pero nada, aquí estoy nuevamente, retomando las buenas costumbres, con energías renovadas y unas ganas tremendas de seguir compartiendo recetas y enseñando platos ricos y fáciles de hacer.

La receta de hoy, las incluiría en el grupo de las sabrosas y no tan fáciles,... jeje No por nada, es sólo que se tarda un poco en hacer, necesita más tiempo de cocción y un poquito más de mimo pero ya te adelanto que bien vale la pena. A los niños les gusta porque la carne queda muy tierna y jugosa. Combina de maravilla con unas verduras al vapor o una ensalada, y ni que decir si la acompañas de una compota de manzana. Eso sin contar que para presentar en la mesa da mucho juego, ese fue uno de los motivo que me inclinó para presentarla en mi colaboración con la segunda edición de la revista digital Autores Indies, publicada en el mes de junio.

Nos ponemos el delantal y a disfrutar...

Ingredientes

2 codillos de cerdo

2 cebollas

2 zanahorias

1 ajo puerro

4 dientes de ajo

unas hojas de tomillo

1 vaso de vino blanco

caldo de verduras

aceite de oliva

sal y pimienta recién molida

nuez de mantequilla

(para la compota de manzana)

4 manzanas (Reineta o Granny Smith)

100 g de azúcar
nuez de mantequilla

zumo de medio limón

Limpiamos los codillos y salpimentamos. Cogemos un poco de hilo de bramante y bridamos las piezas para que no pierdan su forma original.

Ponemos un fondo de aceite en una cazuela, damos unos golpecitos a los dientes de ajo y sin apenas quitarle la piel los echamos en la cazuela e incorporamos los codillos para dorarlos hasta que la carne se vea sellada. Retiramos los codillos y sin desechar el aceite incorporamos las verduras, con el tomillo y una pizca de sal y pimienta y dejamos pochar aproximadamente 10 minutos.

Cuando las verduras estén tiernas agregamos los codillos, el vino blanco y el caldo y dejamos cocer a fuego lento durante una hora con la cazuela tapada y media hora más sin esta. Retiramos los codillos y pasamos las verduras con los líquidos de cocción por un colador. Ponemos a reducir esta salsa y cuando nos quede poco más de la mitad añadiremos una nuez de mantequilla. Removemos bien para conseguir una salsa espesa y brillante y con ella lacamos los codillos, colocándolos con el hueso hacia arriba, vertemos la salsa por encima de manera que la carne quede cubierta con una fina capa.

Para la compota de manzana. Pelamos y descorazonamos la fruta, cortamos en dados y rociamos con el zumo de limón. Ponemos el azúcar y la mantequilla en una sartén a fuego medio y cuando empiece a caramelizarse añadimos la manzana. Removemos con una cuchara de madera de vez en cuando hasta que los trozos de fruta se conviertan en una crema espesa y de un color dorado oscuro. Retiramos del fuego y dejamos templar para servir acompañando los deliciosos codillos lacados.

Espero que te guste.

Nota: La compota sin triturar está genial pero si prefieres servirla no como guarnición sino como salsa puedes triturarla con una licuadora y añadirle un poquito de agua para suavizar su textura.