CARAJITOS DEL PROFESOR

By 28 enero 2017



Estas pastas de avellanas, además de estar buenísimas, tienen su historia. Resulta que a principios del siglo pasado, finalizada la Primera Guerra Mundial, un conocido profesor de música de la localidad asturiana de Salas inaugura un café-bar que se convierte en popular lugar de encuentro de los lugareños. Pepín Fernández y luego su hijo, amenizaron las numerosas tertulias que allí se celebraron no sólo con música sino también con estas delicadas galletas. Un día, uno de los clientes, según se dice un asturiano que había hecho las Indias y había vuelto a su tierra con algo más de "poderío" y algunas costumbres lingüísticas más laxas, solicitó que le pusieran "un carajo de esos" refiriéndose a las pastas. Como hasta ese momento no tenían nombre, a raíz de ese incidente estas quedaron bautizadas para la concurrencia del bar. Aunque los propietarios de tan glorioso invento no pudieron registrarlo con el nombre CARAJITOS DEL PROFESOR hasta mucho después, al no ser la denominación del agrado de las autoridades de la época.

Muchas recetas de carajitos en internet se erigen como la auténtica. La verdad es que el sabor único de las originales, que a día de hoy siguen preparando en la confitería de la familia del Profesor Pepín es difícil de conseguir. Yo sin pretensión alguna, sólo por la satisfacción que da prepararlas en casa y poder compartir un bocadito dulce con la familia y amigos, me atrevo a intentarlo.


Nos ponemos el delantal y a disfrutar...

Ingredientes
400 g de avellanas tostadas
250 g azúcar (mitad blanca/ mitad morena)
4 claras de huevo (aprox.)

Precalentamos el horno a 180 ºC y preparamos dos bandejas de horno con papel sulfurizado. Reservamos.

Ponemos en un molinillo las avellanas tostadas y molemos un poco, sin pasarnos, para conseguir que queden algunos trozos partidos que no sea todo polvo de avellanas. Pasamos esta harina a un bol y mezclamos con el azúcar.

Añadimos las claras de huevo, poco a poco. Removemos con una cucharada de madera para conseguir que se integre bien antes de incorporar la siguiente clara. El resultado tiene que ser una masa, gorda, que se pegue a la cuchara y no se desprenda con demasiada facilidad.

Por último, disponemos la masa formando bolitas en las bandejas de horno, dejando una separación prudencial entre ellas porque crecen durante el horneado.

Introducimos en el horno por espacio de 20 minutos, o hasta que veamos que se están dorando. Retiramos, dejamos reposar 5 minutos sobre la misma bandeja y pasamos luego a una rejilla hasta que estén fríos completamente. 

Prepara una buena taza de café o un rico té y prueba estas deliciosas pastas. Ya me contarás.


Espero que te guste.

Nota: Tuesto las avellanas naturales en el horno unos 10 minutos, teniendo mucho cuidado que no se quemen porque amargan mucho. Las trituro sin retirarles la cáscara y eso además de aportar más nutrientes le da un color más bonito a las galletitas. Utilizo mitad azúcar blanca y mitad azúcar moreno. La diferencia de sabor es notable.

Con estas cantidades puedes hacer unos 25 carajitos, o algunos menos si los haces del tamaño de los originales. Yo he utilizado esta vez una boleadora de helado muy pequeñita porque quería hacerlos tamaño de bocado, que fueran más fáciles de comer, sin peligro de dejar migas por la mesa... jaja.






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